domingo, 22 de mayo de 2011

Paraguas intervenidos por artistas de todo el país frente al Cabildo

El pasado miércoles 18 de mayo, en el Día Internacional de los Museos y celebrando el Día de la Escarapela, más de cien artistas plásticos de varias Provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires comenzaron las celebraciones del Mes de Mayo, recreando las demandas de aquel cuadro mítico "El Pueblo quiere saber" y como aquellos vecinos de Buenos Aires del 25 de Mayo de 1810. El evento fue organizado por el Museo Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, la actividad estuvo inspirada en una propuesta de la artista plástica Griselda Ferreira y consistió en la realización de obras de arte que mantuvieron su funcionalidad, en este caso, a partir de paraguas intervenidos por los artistas plásticos invitados. La convocatoria fue realizadas por el Grupo Babel, la fotografía y performance fue dirigida por Darío de Cesare, y entre los autores de los paraguas intervenidos, se lucieron algunos muy originales realizados por integrantes de Arte del Mundo, como los de Inés Echenique (Prov. de Salta), Griselda Ferreyra (Prov. de La Pampa), Susana Beibe (Ciudad de Buenos Aires) y muchos colegas como Miguel Canatakis, Jorge Abot, Javier Carrera, Raúl Conti, Gustavo Macri, Silvina Mirasole, José Mizdraji, Estela Pereda, Diego Perotta, Marlene Pohle, Cristina Santander, Bernardo Torre; Agustín Viñas; REP y Horacio Pardo, entre otros destacados artistas. Con estas originales obras de arte se realizará  proximamente una subasta cuyos beneficios serán donados para colaborar con entidades de bien público. 


 
 

Texto y Fotos: prensa - Arte del Mundo

viernes, 20 de mayo de 2011

Dalila Puzzovio en arteBA 2011

Por cuarto año consecutivo, Patio Bullrich acompaña a arteBA apoyando proyectos de artistas consagrados: en esta oportunidad, la elegida ha sido Dalila Puzzovio y su original obra “El Deslumbre”. Esta obra performática está inspirada en “Dalila doble plataforma”, trabajo que llevó a la artista a ganar el II Premio Internacional Di Tella y que expresa la fuerza de esa mezcla entre arte y moda que señaló uno de los aspectos más originales de la década del 60.




“El Deslumbre” recrea el ambiente de una tienda de zapatos donde se exponen los originales calzados. La obra, instalada dentro de una gigantografía con la imagen de la artista, se completa cuando el público se prueba los zapatos y desfila en la pasarela especialmente instalada para la ocasión. Durante la inauguración y los días subsiguientes se pudo ver a una muy amable y divertida Puzzovio ayudando a las que se animaron a montarse en sus descomunales plataformas, a transitar la pasarela y documentando el minuto de fama de las ilustres desconocidas con su cámara de fotos.




“Las grandes afirmaciones necesitan de grandes manifestaciones. Estamos en arteBA celebrando junto a Patio Bullrich y a ‘un millón de amigos más’ el haber dibujado durante todos estos años una historia que cristalizó el espíritu de una época con sus premoniciones y sus cortocircuitos conceptuales cuando tempranamente anunciaba “arte-moda, moda-arte”. Bajando el ADN de la doble plataforma desaté el silencio alborotado de los “arty-shoes”. Resultaron ser un objeto del mañana, en un contexto de redefinición, nunca fueron formas errantes en el paisaje moderno; fueron los de las tonalidades fluo, indecisas en ese mundo antes de los 60’s. Asimilé que debían desaparecer los zapatos blancos de verano y los marrones de invierno. Aprendí que las alturas estaban en mis sueños. A través de estos años pareció que cambié, pero en todas las obras que realicé en arte, arquitect


Fotos: Cortesía Prensa arteBA
Hasta el 23 de mayo de 13 a 21 hs.
La RuralAvenida Sarmiento 2704, Buenos Aires
Entrada general: $38 (Jubilados y estudiantes: $20)

martes, 17 de mayo de 2011

Paraguas del Cabildo en el Bicentenario

El Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo, Protectores y Amigos del Cabildo de Buenos Aires (PACBA) y Grupo Babel Arte, tienen el agrado de invitarlos a la performance Paraguas del Cabildo en el Bicentenario. De la misma participarán artistas plásticos argentinos con sus obras y se realizará el miércoles 18 de mayo de 2011 a las 16 hs., frente al Museo Nacional del Cabildo en el marco de los festejos por el Día Internacional de los Museos 2011.
 



Cronograma de la performance del 18 de mayo de 2011:

14 a 15 hs: los artistas plásticos ingresan por Hipólito Yrigoyen 511 al patio del Museo Nacional del Cabildo, donde se les entregan sus obras. Allí el fotógrafo del museo les explicará cómo se ubicarán frente al edificio del Cabildo para la foto.
14.30 a 15 hs: inicio del corte y el vallado de la calle Bolívar entre Avenida de Mayo e Hipólito Yrigoyen, y desde el frente del edificio del Museo Nacional del Cabildo hasta la vereda (inclusive) de la Plaza de Mayo.
15 a 16 hs: salida de los artistas plásticos por la puerta principal del Museo Nacional del Cabildo (Bolívar 65) para ubicarse frente al edificio. El fotógrafo los ubicará según criterio preestablecido, para permitir la toma de fotografías y las filmaciones.
16 a 16.30 hs: tomas fotográficas a cargo de Darío de Cesare (fotógrafo del museo) y filmación para “Cabildo TV”, el canal de circuito cerrado del Museo Nacional del Cabildo.
16.30 a 17 hs: se permitirá al público asistente realizar tomas de fotografías y/o filmaciones de los artistas con sus paraguas.

Miércoles 18 de mayo a las 16 horas
Bolívar 65, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Inauguración de la muestra “Divino Letargo” de Emilio Ronzoni

El lunes 23 de mayo a las 19:30 hs. en el Restaurante Afrodisíaco Te Mataré Ramírez, ubicado en Gorriti 5054 (Palermo Soho), se inaugurará la muestra “Divino Letargo” del artista plástico Emilio Ronzoni. La exhibición, que se podrá visitar de lunes a domingo a partir de las 20:30 horas,  reunirá un conjunto de obras que le permitieron a su autor ganar el 1º Premio en Dibujo en el Festival Internacional de Arte Erótico 2010. 

Serie transparencias


El dibujo de Emilio Ronzoni es denso y apacible, con líneas plenas y difusas. Su trazo conmovido y vibrante recorre telas, papeles, cartones y texturas tan ajenas al dibujo como la arpillera. Para él ha sido todo un descubrimiento trabajar con este material que le ha producido nuevas e inesperadas sensaciones ya que, las hebras abiertas expanden las tintas y breas, con las cuales Emilio trabaja los fondos, produciendo otras formas, otra calidez, otra fuerza y otro significado.
En “Divino Letargo” Ronzoni nos entrega una serie de cuerpos de mujer sobre arpillera, que nos regalan diversos climas, desdichas y emociones. Las luces y las sombras, esos eternos atributos plásticos que conforman sus obras, son para él medios expresivos que utiliza con maestría y en los que pone acentos determinantes. Sus cuerpos se muestran, a veces renacentistas, a veces barrocos, a veces expresionistas y, en algunos momentos  con rasgos de una nueva clase de manifestación artística. 
Texto: Andrea Castro.


Serie transparencias
Mujer en sombras

Acerca de Emilio Ronzoni
Emilio Ronzoni, bisnieto de artistas italianos, vivió inmerso, en sus comienzos, en un clima donde lo plástico y lo olores a óleo y aceite eran comunes. Trabajó con su padre pintor y galerista y fue, en forma paralela a otra profesión, desarrollando su vocación por el dibujo en distintos talleres hasta ir alcanzando con determinación la pasión de ver en el desnudo "toda la plenitud de su hermosura". Los buscó trabajando con modelos en vivo y en composiciones, utilizando muy variados soportes como tela, cartones artesanales, arpilleras, lienzos, etc., y a través de una amplia variedad de técnicas mixtas que lo llevaron, a través de la línea plena y difusa, a jugar con las luces y los fondos que destacan y revelan la sensualidad y la belleza en los contornos de la anatomía humana.
Sus antecedentes se reducen a varias exposiciones privadas en: Galería Alicia Brandi, Galería Trench, (Uruguay), Museo de Arte Maldonado (Uruguay), Museo Sívori, Centro Cultural Borges, Salón Infinito, Centro Municipal de Exposiciones, Terminal Benito Quinquela Martín, Museo Caraffa (Córdoba), Palacio del Arte Belgrano, Appetite Arte Contemporáneo (San Telmo), Expotrastiendas 2008, T.M. Ramírez (Palermo), P. Piola (Barrio Norte), Galería Rajabel (San Telmo), Arte Si (San Isidro), Almacén de la belleza (Palermo), Arte Espacio (Espacio Darwin) y Festival Internacional de Arte Erótico (Galería Nes). 


Inauguración: lunes 23 de mayo a las 19:30 horas
Exhibición: de lunes a domingo a partir de las 20:30 hs. Entrada libre y gratuita
Restaurante Afrodisíaco Te mataré Ramírez: Gorriti 5054 - CABA

martes, 10 de mayo de 2011

La cruel Argentina del siglo XIX

Malba – Fundación Costantini presenta una nueva edición de su programa Contemporáneo, dedicado al arte actual, local y regional. En esta ocasión, se exhibe una selección de obras de la artista Cristina Piffer (Buenos Aires, 1953), realizadas entre 1998 y 2011, que repasan su producción artística, abocada a interpelar la trama histórico-política de la Argentina del siglo XIX. Por primera vez, se exhibe una obra de la serie Neocolonial (2011) realizada especialmente para esta exposición.



La artista propone reflexionar acerca de las tensiones que existen entre el discurso oficial y las voces silenciadas de los protagonistas de distintos episodios de la historia argentina del siglo XIX: los enfrentamientos entre unitarios y federales, la organización y constitución del Estado nacional y los procesos de concentración de la propiedad de las tierras productivas, tras el genocidio indígena durante la Conquista del Desierto. Al mismo tiempo, Piffer cuestiona el sentido que la historia oficial le ha dado a categorías como identidad, patria y nación.

En sus obras, Cristina utiliza diversos materiales orgánicos como grasa, carne, vísceras animales y sangre deshidratada en polvo, sellados en placas acrílicas y exhibidos en asépticas mesadas o fijados con pernos y ganchos de acero. En ese sentido, la materia orgánica opera como una inquietante metáfora de los cuerpos borrados de la historia. "La violencia encarnada (hecha carne) en los cuerpos y en la historia constituye el tema en torno al cual la obra de Cristina Piffer hace friccionar un conjunto de estrategias poéticas y modos de intervención", explica Fernando Davis, curador de la exposición.


La violencia y la historia
La obra de Piffer insiste en la presencia de la violencia como una constante en la historia argentina, "como palabra y como acto", refiere el curador citando a Marcelo Pacheco en su texto para la III Bienal Iberoamericana de Lima, 2002. En Perder la cabeza (1998), una mesada de acero exhibe una serie de cortes de carne encofrada y sellada en resina poliéster y acrílico, en cuya superficie la artista grabó los nombres y las fechas de nacimiento y muerte de personajes de la historia argentina pasados a degüello. La utilización de las piezas de carne se repite en la serie Neocolonial (2011) -producida especialmente para esta exposición- en la que las piezas de grasa y carne encofrada simulan, en su disposición geométrica, un embaldosado en mármol.
 
Perder la cabeza 1998. 5 módulos de carne vacuna, resina poliester transparente, mesa de aceroinoxidable y texto sobre pared.

En Lonja (2002), Piffer tensiona el dato de la artesanía criolla con la cita elíptica de la violencia. Se trata de una tira de cuero tensada entre dos ganchos, en referencia al proceso artesanal del cuero crudo. En su serie de “trenzados” reemplaza el cuero por tripas de vacuno trenzadas y conservadas en recipientes transparentes de vidrio con agua y formol, dispuestos sobre una mesa de acero, que se ubican junto a un texto, con instrucciones para realizar la llamada trenza de nueve tientos o “patria”. De esta manera, la artista inscribe el texto del manual de artesanía gaucha en una nueva trama de asociaciones que vuelven sobre la violencia como ejercicio calculado y sistemático.


Lonja 2002, cuero crudo y acero inoxidable.

Serie de trenzados 2000. Tripas vacunas trenzadas en recipientes con agua y formol.

En 41 millones de hectáreas (2010), obra que hace referencia al exterminio de la población indígena de la Patagonia durante la Conquista del Desierto, Piffer cubre una mesa con sangre en polvo, a modo de alusión elíptica al genocidio de los pueblos originarios. La artista también utiliza la sangre en polvo en sus serigrafías sobre vidrio de la serie Las marcas del dinero, donde toma fragmentos de la iconografía del papel moneda de finales del siglo XIX. "Si en un sentido estas obras acuden a un rigor de la forma próximo al repertorio minimalista, al mismo tiempo traicionan dicha inscripción al introducir la cita de la violencia, pero no a través de una referencia explícita, sino movilizando la potencialidad significante de una serie de materiales, que Piffer amarra a datos y textos históricos precisos", afirma el curador.



41 millones de hectáreas 2010. Sangre de vaca deshidratada sobre mesa de acrílico.

Serie las marcas el dinero 200 pesos fuertes 2011. Sangre de vaca deshidratada y serigrafía sobre vidrio.

En todos los casos, la artista propone reflexionar acerca de la distancia que existe entre lo visible y lo invisible en los relatos históricos locales y en sus reverberaciones contemporáneas. "El pasado no constituye una instancia clausurada y definitiva, sino, por el contrario, un territorio abierto a la apuesta conflictual de un presente inestable donde se libra la batalla por su interpretación. Se trata, en tal sentido, de volver sobre esos pasados soterrados, en sus cancelaciones y retornos, no para corregir o completar la historia, sino para interrogar, como lo hace (obstinadamente) la obra de Piffer, sus efectos en nuestro presente",concluye el curador.

Texto y fotos cortesía Prensa Malba

Curador invitado: Fernando Davis
Del 29 de abril al 20 de junio de 2011. Sala 1 (planta baja)
De jueves a lunes y feriados de 12:00 a 20:00 hs. Miércoles hasta las 21:00 hs.
Hasta el 20 de junio.  Entrada general: $22. Miércoles: $10
Avenida Figueroa Alcorta 3415, CABA

Metropolis completa y restaurada en el MALBA

En la larga lista de restauraciones importantes encaradas en los últimos treinta años, la de Metrópolis es un caso extraordinario, pero eso no es sorprendente porque se trata de una obra excepcional desde su misma concepción y es lógico que siga siéndolo en sus sucesivas reencarnaciones. Fue el film más caro de la historia del cine alemán y con el tiempo resultó también uno de los más influyentes, pero pocos pudieron verlo tal y como lo concibió su director Fritz Lang: pocos meses después de su estreno, la misma empresa que lo produjo decidió cortarlo y, con el tiempo el material faltante se dio por perdido. Sólo sobrevivieron diferentes versiones, sustancialmente alteradas.





Pero resultó ser que un distribuidor argentino (Adolfo Z. Wilson) lo adquirió e importó antes de que se hicieran los cortes, y luego un coleccionista (Manuel Peña Rodríguez) conservó una copia local completa hasta su muerte en 1971. Ese material fue primero reducido de 35 a 16mm. y luego conservado sucesivamente en el Fondo Nacional de las Artes y en el Museo del Cine “Pablo Ducrós Hicken”, hasta su descubrimiento en 2008. Mientras tanto, en Europa, Metrópolis había pasado a ser el film más “restaurado” de la historia. Una nómina probablemente incompleta debiera mencionar los siguientes intentos:

1961 – El Archivo Cinematográfico Nacional de Praga (entonces Checoslovaquia) realiza un primer intento de mejorar las copias conocidas, en colaboración con otros archivos soviéticos que poseían material alemán confiscado al terminar la guerra mundial.
1972 – El Archivo Cinematográfico Nacional de Alemania Oriental, trabajando a partir de la versión checo-soviética, presenta un nuevo intento de reconstrucción con una asesoría indirecta del propio Fritz Lang, que por entonces vivía en Los Angeles.
1981 – El historiador Enno Patalas comienza a trabajar en una restauración del film, desde el Museo del Cine de Munich, a partir de los elementos reunidos en los intentos previos.
1984 – El compositor Giorgio Moroder produce una versión del film con música propia, subtítulos en lugar de intertítulos y agregados de color, que sin embargo se elabora a partir del trabajo de restauración que paralelamente realiza Enno Patalas. A favor de Moroder debe decirse que Metrópolis fue entonces conocida por un público mucho más numeroso que el de museos, cineclubes y cinematecas.
1987 – Patalas presenta su reconstrucción del film, que incorpora por primera vez los intertítulos originales (encontrados en Suecia), la estructura narrativa correcta y ciertas imágenes fijas de las escenas perdidas.
2001 – La fundación F. W. Murnau produce una nueva restauración que supervisa el especialista Martin Koerber basándose en el trabajo previo de Patalas y acentuando la calidad de la imagen mediante la compilación de los mejores elementos aún existentes y de herramientas digitales.
2004 – Patalas produce una “versión de estudio” que determina con gran exactitud las tomas aún faltantes y su extensión, a partir de la detallada información aportada por la partitura completa de la música original, compuesta por Gottfried Huppertz para el estreno del film.





Ficha técnica Metrópolis (Alemania, 1926)

Dirección: Fritz Lang. 
Argumento: Thea von Harbou. 
Fotografía: Karl Freund, Günther Rittau, Walter Ruttmann. 
Dirección artística: Otto Hunte, Erich Kettelhut, Carl Vollbrecht. 
Productor: Erich Pommer para UFA. 
Duración: 145’. 35mm. 
Restauración producida por F. W. Murnau Stiftung en sociedad con el Museo del cine “Pablo Ducrós Hicken” de Buenos Aires. 




Funciones: Jueves de mayo a las 21:00 y sábados de mayo a las 22:00.
Entrada general: $30. Estudiantes y jubilados: $15. 
Música en vivo compuesta e interpretada por la National Film Chamber Orchestra, que coordina y dirige Fernando Kabusacki. 

Viernes 20 a las 19:00hs.
Presentación del libro Metrópolis, de Fernando Martín Peña
En 2008 el autor describió el hallazgo de Metrópolis, que protagonizó junto con Paula Félix-Didier, en un libro que editó el Festival Internacional de Mar del Plata y que se agotó durante el mismo evento. Esta segunda edición, una iniciativa de Fan Ediciones, actualiza la original y rescata la extraña gráfica preparada en 1928 para el estreno argentino del film.

viernes, 6 de mayo de 2011

De tanos y gallegos a bolitas y paraguas

Un cocinero con acento italiano nos recibe en su lugar de trabajo: la panza de un barco. Mientras lo prepara, nos empieza a explicar la receta del ragú (plato típico de la cocina italiana) que en unas horas se servirá a los pasajeros que, gracias a la magia del teatro, somos nosotros mismos.  Por sus palabras nos enteramos que somos viajeros de tercera clase, ya que los de primera, nos comenta, nunca bajan hasta allí por miedo a ensuciarse y a que el barco los digiera y los lance al mar.  En su afán por hacernos llevadera la visita, entre indicación e indicación, nos va relatando algunas de las muchas historias que los que se han embarcado en este barco le contaron. Un simple retoque de su vestuario basta para transformar al cocinero en uno, en cientos, en miles de inmigrantes que desde el siglo XIX al XXI no han cesado de cruzar mares y tierras fronterizas huyendo del hambre, de la guerra y de la pobreza. Con la inmigración italiana hacia Lamerica como protagonista principal, su relato no se olvida de relacionar, aunque sea al pasar, ese romántico y lejano océano surcado por gigantescos trasatlánticos con realidades mucho más actuales que nos hablan de balseros y ciudades infernales como Tijuana. 



Interpretados magistralmente, y casi al mismo tiempo que el cocinero, por Giampaolo Samà, conoceremos a un actor que debe hacer trámites surrealistas para conseguir su DNI argentino; a un ciudadano italiano de principios del siglo XX que es humillantemente interrogado en el Hotel de Inmigrantes y al cual, obviamente, le cambiaran el nombre; y a uno de los cientos de hombres que, buscando un futuro mejor, terminó enterrado en las minas de carbón de Bélgica. También nos quedará tiempo para asistir al hundimiento del trasatlántico el Sirio, cuyos pasajeros, casi todos emigrantes, fueron abandonados a su suerte por el Capitán y los oficiales, y a la magnífica transformación de Samà en Lucía, una jovencita de 15 años que es enviada a América a casarse con un hombre que ni siquiera conoce. Todos ellos buscan esperanzados un futuro y una vida mejor y se arrojan sin hacer muchas preguntas en los brazos de esos países que, como necesitan gente, se venden con falsas promesas y mentiras, haciendo ver a sus políticas inmigratorias como una forma más de legalizar la esclavitud y la discriminación: luego de ser vapuleado a su llegada al país, escuchamos al ciudadano italiano quejarse, en una carta a su familia, de ese montón de turcos, judíos, árabes y gallegos con los que debe compartir su vida en el conventillo.


Con algunos pasajes que se intuyen autobiográficos, Giampaolo Samà ha escrito e interpreta poniendo el cuerpo y el alma, un texto que al 80% de su público logra revolucionarle el ADN. ¿Cómo no pensar al borde del llanto en padres, abuelos y hasta bisabuelos al escuchar la voz de Pavarotti acompañar la transformación del actor en una jovencita con la única ayuda de una mantilla? ¿Cómo no sentirse parte de tanta inmoralidad cuando nos recuerdan que nuestra empleada es peruana, nuestro albañil paraguayo y nuestra verdulera boliviana? Entre pensamientos y emociones encontradas más de uno de nosotros sigue recordando, al salir de esa (ideal para esta ocasión) casa chorizo que es el teatro Timbre4, las palabras de la empleada que, por unos pesos extra, finalmente le entrega su documento al futuro Rodolfo Valentino: “el chino me cobra las cosas cada vez más caras”. 

Texto: Andrea Castro. 





Autor: Giampaolo Samà
Trabajo unipersonal: Giampaolo Samà
Voz en off: Miriam Odorico
Vestuario, Musicalización y Diseño gráfico: Giampaolo Samà
Colaboraciones de vestuario: Julio Suárez - Nancy Nuñez Suh
Asistente de Dirección: Elisenda Ibars Romanos
Dirección: Lorena Barutta



Funciones: domingos a las 20 hs.
Teatro: Espacio Polonia/ Fitz Roy 1477/ CABA
Tel: 3965-9549

Valor general $40. Para estudiantes y jubilados $25
www.lamericaobra.blogspot.com


miércoles, 4 de mayo de 2011

Publicación del libro "Las cosas del quehacer"

Este libro es el resultado del trabajo conjunto realizado en el  Encuentro Federal de Diseñadores “Las Cosas del Quehacer, 1ra edición” (Córdoba, abril, 2010), organizado por el Observatorio de Tendencias INTI, la Fundación Pro Tejer y el Centro Cultural España Córdoba.

La obra recopila las reflexiones de veintidós diseñadores/as de indumentaria de autor y doce gestores culturales vinculados al diseño, producidas en torno a tres tópicos: los rasgos identitarios de los lenguajes creativos, la propiedad intelectual de los productos y la gestión de los emprendimientos de diseño.
Haciendo hincapié en la manera en que los contextos geográficos, simbólicos y sociales dialogan con el trabajo creativo de los hacedores, las páginas de esta publicación denotan la búsqueda de respuestas colectivas a interrogantes comunes acerca del fenómeno del diseño contemporáneo argentino. Como menciona el prólogo, ¨si hay un hilo conductor, una referencia permanente, es el hecho que todos decidieron mirar más allá de la globalización unidireccional de los noventas y, levantando la vista para ver su propio horizonte, divisaron su entorno más inmediato (…) los nuevos emisarios del diseño argentino son aquellos referentes que encontraron su propio discurso¨.



Compilador: Laureano Mon.
Prólogo: Pancho Marchiaro.
Textos: Karen Zander, Augusta Peterle, Sofía Marré, Wustavo Quiroga, Alejandro Acosta, Silvina Fénik, Hada Irastorza, Mauro Guzmán, Claudia García Lange & otros.

¡Yo fui, yo soy y yo seré!

Acaso crezca desde el suelo es una de las oraciones que conforman el brillante texto  Descripción de un cuadro del escritor y dramaturgo alemán Heiner Müller. También es la frase que da título al espectáculo inspirado en el mencionado escrito y en retazos de la dolorosa vida de la revolucionaria alemana Rosa Luxemburgo. La pieza teatral de Ana Rodríguez Arana y Sergio Sabater es de un alto contenido simbólico y se desarrolla dentro de la, a golpe de vista, oscura y estática sala de un museo. En ella, se encuentran oportunamente reunidos el cuadro descripto por el alemán, la representación de la tumba de Rosa y un maniquí que luce la reproducción de uno de sus vestidos. Luego de la explicación de una especie de guía, cuyas palabras suenan demasiado impostadas e innecesarias, y siguiendo el relato verbal y actitudinal que comienza a generar la dupla integrada por un acartonado funcionario y el portero, Rosa y su asesino cobrarán vida para re interpretar, una y otra vez, la violencia descarnada y eterna que se descubre tanto en la pintura como en la lucha de la revolucionaria polaca.




El narrador (el que habla) contará los hechos, describirá minuciosamente el cuadro (a partir del texto de Müller) y hará hincapié en el significado de  ciertas palabras entonando solemnemente impecables definiciones de diccionario.  También se encargará de reacomodar los objetos sobre el escenario, de manejar como si fuera una muñeca a la resucitada Rosa y de conseguir que el obediente portero se las arregle como pueda para traducir a una especie de lenguaje de señas y acciones sus doctrinarios dichos. La excelente interpretación y el elocuente dinamismo del personaje mantendrán el ritmo de la obra y preanunciarán los cambios de clima, cada vez que el erguido caballero pregunte: ¿qué se ve? 




Lo primero que se verá es la vuelta a la vida de Rosa, que se levantará desde su tumba desecha, dolorida y llevando atado a su cuello un pequeño librito (el Liber Vitae) como pieza de identidad. Rosa volverá a la vida como la dejó, destruida tanto moral como físicamente y, lo que es peor, retornará para revivir su terrible historia y ser golpeada y asesinada una y otra vez. Rosa será entonces la perfecta alegoría de la revolución, la cual ha renacido para ser asesinada, una y otra vez a lo largo de los siglos. “Me hundieron en la tierra y me cubrieron con una gran piedra para que nunca más vea la luz. Bajo la sombra de mis alas habita el espanto”, sollozará la mujer al borde del llanto luego de  ser obligada a beber sangre, el alimento de los muertos, para volver a tener presencia en el mundo de los vivos. Rosa la roja, como le decían sus contemporáneos, no tendrá, al regresar de la muerte, una voz que le permita contar su propia historia: el que habla es el que recopilará su vida leyendo el Liber Vitae que le quitará del cuello, y también es el que releerá sus cartas. Ella solo se limitará a asentir, enmascarada y sentada en un rincón. Por detrás de esa misma máscara Rosa apenas podrá, más adelante,  entonar uno de sus discursos, su voz se oirá como en sordina, como si proviniera de una vieja grabación, y su rostro no podrá acompañar la vehemencia de sus palabras. Nada de esto importará demasiado porque su figura crecerá desde el suelo en escena, al igual que la de la mujer del cuadro, y su infinito deseo de libertad llegará como una bocanada de aire fresco cuando su tumba se transforme en ese precioso jardín que supo cultivar detrás de los muros de la cárcel que la mantuvo presa durante toda la Primera Guerra Mundial. “A veces me siento un pájaro con figura humana” solía decir esta aguerrida mujer que  imitaba a la perfección el canto de los herrerillos, que volaban presurosos a invadir su encarcelado jardín.   


 


Justamente, lo que tiene sádica y simbólicamente apresado entre sus manos el hombre del cuadro que describe Müller es un pájaro. Su figura se corporizará en escena en la piel de un hombre ciego, déspota y violento, que encarnará toda la brutalidad del autoritarismo que encarceló, torturó y mató a Rosa en el pasado y en el presente, en cada noche que ella vuelve a la vida. El que habla dirá que “la muerte es el pasaje de sujeto a objeto”, permitiendo así que el ciego la emprenda a golpes y patadas con el maniquí que exhibe el vestido de Rosa, en una metáfora visual que helará la sangre. Luego de tanto padecer su jardín se volverá tumba y Rosa caerá muerta una vez más, cobardemente asesinada. Sin embargo, como la revolución es un cambio en el orden de las cosas, ella finalmente vencerá a su opresor para seguir viviendo a través del recuerdo incansable de sus imágenes y sus palabras. Porque Rosa Luxemburgo fue, es y será.

Texto: Andrea Castro. 




Elenco: Pablo Bossi, Pablo Garrido, Hector Raubert, Ana Rodríguez Arana y Patricia Carbonari.
Dramaturgia: Ana Rodríguez Arana y Sergio Sabater
Diseño de Iluminación: Pehuén Strodeur  
Escenografía y Vestuario: Laura Cardoso  
Música Original: Gustavo Toker
Realización de obra plástica: Álvaro Urzagasti
Asistente de Dirección: Emilia Goity
Director: Sergio Sabater






Funciones: sábados 21:30 hs.
Entrada: $ 40 (descuento estudiantes y jubilados $ 25)
Sala: Patio de Actores -  Lerma 568 Reservas al 4772-9732