domingo, 18 de abril de 2010

La moda en el país de Tim Walker


Nacido en Londres en 1970, comenzó a interesarse en la fotografía al realizar sus prácticas de arte en la Biblioteca Conde Nast y, nada más ni nada menos, que sobre el archivo del gran Cecil Beaton. Se graduó con honores en el año 1994 en el Exeter College of Art y trabajó como asistente free lance en Londres hasta que se mudó a New York para trabajar full time asistiendo a otro grande: Richard Avedon.



Al retornar a Inglaterra trabajó para diferentes diarios y a los 25 años logró fotografiar su primera historia para la Vogue inglesa, publicación para cual sigue creando hasta el día de hoy, junto a W y Harper’s Bazaar. Paisajes surrealistas, interiores oníricos, personajes de cuento, cierto aire nostálgico, naif y con toques de ironía son su sello personal. Sus universos remiten sutilmente a una estética parecida a la de Tim Burton pero tamizada por un filtro romántico, muy british, por momentos caótico y muy personal.


Los Sueños de Grete

Grete Stern (Wuppertal 1904 – Buenos Aires 1999) recibió en el año 1948 una propuesta muy original: ilustrar fotográficamente una página de la revista del corazón más importante que se editaba en el país. Dicha página se titulaba “El psicoanálisis le ayudará”, estaba a cargo de un sociólogo y se basaba en el análisis de los sueños soñados y descriptos luego por las lectoras de la revista. Cada fotomontaje se publicaba con un título y un comentario, y tenía como protagonista a la dama que había enviado su sueño a la publicación: las mujeres que seguían a la revista Idilio pertenecían tanto a las clases populares como a la clase media en ascenso del primer peronismo.
En las obras se esconden miles de simbolismos que, paradójicamente, fueron puestos allí por las propias lectoras, ya que Grete no interpretaba los sueños: su tarea era la de ilustrar, con la mayor fidelidad posible, los relatos que llegaban día a día a la editorial de la revista. Las imágenes son elocuentes y muestran en general a mujeres haciendo equilibrio sobre cornisas o inmensas escaleras, pisando clavos en medio de la playa, junto a maridos con cabeza de tortuga, siendo atrapadas en las redes tendidas por un caballero, enjauladas y fragmentadas, golpeando puertas gigantes imposibles de abrir, arrastrando una gran piedra cuesta arriba, transformadas en artículos eléctricos u horrorizadas ante el espejo.




El miedo al mundo exterior, a la voluptuosidad y al abandono de la naturaleza (En el andén 1949), a la muerte de los hijos y los maridos (El último beso), al hecho de sentirse literalmente atada a los hijos, a ser una mujer objeto (Transfiguración artículos eléctricos para el hogar 1950), a no poder disfrutar jamás, se percibe e inunda el alma al instante de mirar las obras. En palabras de Luis Priamo: “La serie de fotomontajes para Idilio fue la primera obra fotográfica, y la más importante hasta hoy, radicalmente crítica de la opresión y manipulación que sufría la mujer en la sociedad argentina de la época”. “La mujer de los sueños de Grete es un ser angustiado y oprimido. Sus placeres son patéticos, igual que sus frustraciones; y cuando se la ve activa y dominante, es tan cruel como el mundo que la agobia. Sus ambiciones reflejan las utopías de melodramas y radionovelas: éxito social, riqueza, guantes largos y lamé. La mirada zumbona y sarcástica de Grete no se detiene en la compasión por la víctima, sino que avanza también sobre los resultados alienantes de su resignación”. Una de las pocas mujeres felices que se puede encontrar, recorriendo los 46 fotomontajes que hoy se conservan, está intacta y aislada de todo y de todos flotando dentro de una botella en el medio del mar.




Texto: Andrea Castro